La composición del pavimento es uno de los elementos básicos del concepto arquitectónico. El pavimento debe satisfacer las exigencias individuales de los habitantes de la vivienda o los usuarios del local comercial o la nave industrial en cuanto a sentido estético y uso. Asimismo, debe formar parte de las intenciones principales en cuanto a la decoración. Como consecuencia, surgen ciertas tensiones que deberán ser compensadas con la elección del material adecuado.
Para esta elección hay que considerar tres principios básicos. De un lado, es necesario que el pavimento subraye la uniformidad del espacio. Esto es especialmente importante cuando una persona desea decorar una vivienda ya construída y se tropieza con que existen muchos espacios pequeños, cosa habitual en la vivienda moderna. El pavimento a elegir debe tener tanta presencia, vitalidad y expresividad que los habitantes no se vean obligados a crear ambientes con decoraciones segundarias que puedan perturbar o falsificar la intención del proyecto arquitectónico globalmente considerado. El tercer principio se refiere a la personalidad de los habitantes o usuarios del espacio. Con la condición de mantener la homogeneidad del concepto interiorista, es preciso encontrar el revestimiento de pavimento más apropiado para las exigencias del usuario. En este supuesto, las sensaciones subjetivas de calor y bienestar tienen la misma importancia que la resistencia del pavimento, la facilidad de conservación o la sensibilidad ante determinadas sustancias. Si se consideran todos estos elementos, estaremos muy cerca del ideal de un buen concepto de pavimento.
Pavimento y Arquitectura
lunes, 18 de agosto de 2008Publicado por Juan Trujillo en 13:37
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